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ángeles en san francisco








árbol de las ideas


Intervención en el Parque del Centro de Convenciones de San Francisco durante el congreso de La ciudad de las ideas, 2008.


Árbol fecundo de donde brotan ideas.
Árbol que nos da la oportunidad de reinventarnos por medio de la creatividad despertando nuestra curiosidad al proponer nuevas formas de pensamiento.
Invitación a los transeúntes a participar escribiendo sus ideas y colgándolas de un árbol elegido por su accesibilidad y su atracción estética, remitiéndonos a las tradiciones orientales.
Árbol que permite el crecimiento y la libertad de un público interactivo que se acerca a participar en esta ciudad de las ideas compartiendo ideas de la propia comunidad. Árbol sin secretos, abriendo fronteras.









urbanart


guardianes urbanos

… y se propuso el proyecto de arte urbano con el objetivo de rescatar los centros de barrio de la ciudad de Puebla por medio de esculturas de ángeles de acero inoxidable. Este proyecto fue aceptado pero nunca hubo fondos para llevarlo a cabo.

        De pronto, el Centro Histórico fue invadido por unas imágenes blancas: alrededor de 500 ángeles de 28 cm de alto de vinil blanco con adhesivo fueron colocados en las calles del centro de Puebla sobre postes, semáforos, escalones, pisos, vitrinas, letreros, ventanas, basureros, portones, registros, bancas, árboles, paredes, pipas de agua, transporte público y autos particulares.

Arte urbano accesible a todos.
Proyecto de arte en proceso con el propósito de expansión.
Hasta ahora alrededor de 500 ángeles:
Algunos sobreviven, algunos ya son parte de y otros existen sin permiso…






 

pies verdes

Proyecto de arte urbano en proceso. Reflexiones.
        El arte actual ya no es necesariamente estético o tangible, no se basa ya en una belleza clásica, es algo muy diferente difícil de definir. Hoy el objeto artístico ya no es el fin, lo que cuenta es el proceso artístico experimental.
        Me parece que los que nos dedicamos a las artes visuales, siempre hemos tomado el andar como una práctica estética de manera inconsciente. Nos fijamos en la nubes, en la textura de los troncos de los árboles, en los reflejos de los charcos, nuestra mirada siempre está alerta, el ojo ya ha sido entrenado. Este fenómeno de fijarnos con más detalle en todo lo que nos rodea se intensifica al portar una cámara y en el momento en el que descubrimos algo que nos sorprende queremos guardarlo como recuerdo, como una prueba de ese algo tan especial que hemos elegido a través de la mirada y más tarde a través del lente.Pongamos por ejemplo un charco en la calle al que le sacamos una fotografía, en ese momento la persona o artista convierte al charco en algo muy especial, lo saca de lo cotidiano.
        El teórico francés de cine André Bazin afirma que “[o]nly the impassive lens, stripping its object of all those ways of seeing it, those piledup preconceptions, that spiritual dust and grime with which my eyes have covered it, is able to present it in all its virginal purity to my attention and consequently to my love.” Si interpretamos su cita podríamos decir que la fotografía rompe con los automatismos perceptivos de la vida cotidiana. (Carrilo Canán) De algún modo, según Bazin, “(…) the object is freed from the conditions of time and space that govern it.” La fotografía rescata al objeto fotografiado de su entorno cotidiano y lo transporta a un reino extrañamente diferente en donde puede ser admirado. La fotografía es entonces un “transformador estético” (Carrillo Canán)y una mirada sensible, entrenada, podría funcionar de la misma manera, al elegir algo en particular y al convertirlo en algo para ser admirado.

Con el propósito de encontrar objetos dignos de ser fotografiados o para dejarme sorprender por lugares, elegí el centro de la ciudad de Puebla para deambular sin rumbo fijo. Siempre me ha encantado caminar por las ciudades a nivel de “disfrute improductivo” Alguna vez leí a un autor cuyo nombre no recuerdo, que para llegar a conocer bien una ciudad había que perderse en ella. Me lancé entonces a la “deriva”, este concepto propuesto principalmente por el situacionismo. Tomé caminatas sin objetivos específicos siguiendo la llamada del momento, sin prejuicios, perdiéndome en el caos citadino, penetrando a través de espacios existentes en la “unidad del tejido urbano”. Me parece que en cuanto encontrarme con un “laberinto como posibilidad de distribución urbanística para crear complejidades y nuevas situaciones transformables”, el intento fue fallido debido al diseño simétrico. Encontré calles paralelas y perpendiculares que caracterizan a la ciudad de Puebla y también me encontré con zonas, situaciones de gran diversidad. Me atrajo enormemente un cierto tipo de plantas que se empeñan con toda terquedad en aparecer y crecer y mostrarse a través de pequeñas grietas de concreto en los lugares menos esperados. Me topé con varios almacenes desbordantes de colorido. Paredes sobre saturadas con mercancía que alimenta la imaginación. Más adelante descubrí por medio del sentido del olfato una panadería con olor a pan recién horneado. Divisé en seguida un portón de madera de color verde, carcomido y un tanto siniestro de donde entran y salen individuos de vez en cuando, dicen por ahí que es un prostíbulo, me remite a La casa verde de Vargas Llosa. De pronto descubrí una entrada muy estrecha a una vecindad, entré sin permiso y me sorprendió un tendedero de ropa que lucía sumamente estético con la ropa muy ordenada, colocada por tamaños y por colores, casi se podría adivinar a quienes pertenecen esas prendas de ropa.
        En cuanto a zonas repulsivas encontré pocas, más bien están relacionadas con áreas de circulación en donde hay un exceso de transporte público, en donde se percibe una agresión constante por parte de los conductores irresponsables, se respira el aire contaminado, el ruido es insoportable, las escalas tanto la humana como la de los automóviles particulares, se pierde en esta vorágine de transportes monstruosos. También me disgustó ver la poda innecesaria de los árboles del zócalo de Puebla. En referencia a estas zonas no agradables recordé un  texto inspirado en la biografía del autor turco ganador del premio Nobel de literatura Orhan Pamuk en la que describe su ciudad natal Estambul, desde el punto de vista de la amargura. Define la amargura según el mundo islámico , como algo que se evalúa con respecto a los valores de la comunidad, a la amargura de toda una ciudad. Para este autor, “[e]sto significa que hay que observar los lugares y los momentos en que se confunden el sentimiento mismo y el entorno que hace que la ciudad lo sienta.” (Pamuk, 115) Esto se podría aplicar a la ciudad de Puebla de manera crítica:
Me refiero a los limpiadores de parabrisas que acosan en cada esquina, hablo de las ancianas que cargan, hablo de la violencia auditiva y física del transporte público, hablo de los padres que llevan en bicicleta hasta a dos personas a la vez, de la personas tapadas con bolsas de plástico cuando llueve, de las plantas tercas que crecen en el concreto, de los autobuses que compiten de manera agresiva para ganarse el pasaje, de los pordioseros que esculcan la basura, de las tiendas y de las iglesias que venden productos religiosos, de los sube y bajas oxidados en los parques, de los franeleros que se apropian de la calles, de las llaves de agua que gotean, de la enorme cantidad de niños con sobrepeso, de los monumentos coloniales abandonados, de los burdeles clandestinos, de las marchas obligadas, del hedor del río Atoyac, de los múltiples espectaculares que nos envuelven, de la nata de contaminación que cubre la ciudad, de la espuma de lluvia ácida que corre por el asfalto, de los cuidadores de autos que silban y nada más silban, de los acosadores tramitadores de tarjetas de crédito, del terminado de muros con pedacería de vidrios, de las mallas electrificadas, de los gases que salen de los mofles, de los innumerables topes, de las multitudes que llenan los autobuses a hora pico, de los que hacen colas larguísimas para recibir un litro de leche, de todos los residuos de propaganda de las campañas políticas, de los niños que son obligados a vender dulces en las calles, de las fuentes sin agua, de los árboles podados de manera desmedida, de las sucias calles de la ciudad, de los discursos de los políticos, de los que esperan que todo se les dé, de las casas nunca terminadas de ladrillo con varillas tapadas por cascos de refrescos, de los adornos navideños, de los empleados sindicalizados que sacan su torta y su refresco, de los restos de fruta, verdura y bolsas que quedan como vestigios después de un mercado sobre ruedas, de los puestos infinitos de piratería, de la agresividad auditiva, de los mexicanos que todavía se creen españoles y cecean de los animales de circo, de las telarañas de alambres eléctricos conectados como diablitos, de la manipulación constante de los medios, de la neurosis colectiva de todos los que conducen, de los conductores que se estacionan en doble y triple fila, de las adolescentes embarazadas, del amarillismo, de la verificación y de la tenencia por imposición, de la estética de los tinacos, de las vallas limitadoras dentro de los bancos, de los que pintan los topes estropeando el tránsito y piden dinero por eso, de la alteración de las bombas de gasolina, ufffff!!!
        Según Pamuk, “[c]uando llegamos a sentir correctamente esta emoción y los paisajes, los rincones y la gente que se extiende por la ciudad, cuando nos formamos en ella, llega un momento en que, mires donde mires, la sensación de amargura se hace tan patenten la gente y en los paisajes como la bruma que comienza a moverse poco a poco en […] las frías noches […].” (Pamuk, 122) El sentimiento de amargura al que se refiere Pamuk es parecido al del término tristesse utilizado por Lévi-Strauss, él mismo nos lo aclara, es algo que afecta no a un solo individuo sino a un entorno, a toda una cultura y a un sentimiento en el que viven inmersas millones de personas.
        La propuesta de este proyecto radica en que tomé como base el paisaje urbano y el caminar como práctica estética, así como indican las lecturas de Guy Débord. Este proyecto está contemplado para llevarse a cabo a largo plazo y se considera que esté en constante cambio y crecimiento. Por ahora comenzaré por ennumerar varios sitios específicos que me sorprendieron. Estos se encuentran a distancias caminables y rompen con los atractivos turísticos tradicionales pero los propongo como sitios nuevos de interés al recorrer la ciudad, sitios que he elegido, que descubrí en este devenir por la ciudad de Puebla, que me atrajeron por motivos diversos y que me han producido “nuevas nociones de placer”. Situaciones que ya no muestran una belleza plástica sino como dice Débord, una “belleza de la situación.”
        Estos sitios o situaciones serán documentados y localizados por medio de fotografías para demostrar su existencia y por otro lado se les hará propaganda por medio de mapas que serán distribuidos por toda la ciudad y vía Internet a nivel internacional como “Puebla from a different point of view”. Mi propósito es el de por un lado, siguiendo a los situacionistas, darle un carácter lúdico a ciertos espacios urbanos invitando a los transeúntes y turistas a participar y por el otro el de guiarlos mostrándoles por medio de un señalamiento que marcaré por medio de las huellas de las plantas de los pies a modo de “signo indéxico” (Peirce), a mirar espacios o situaciones extraordinarias o simplemente diferentes. Se trata de motivarlos o invitarlos a que se paren en la posición indicada por la marca con pintura de mis plantas de los pies para que desde esta posición ellos puedan observar esta situación sugerida, es como una sacudida leve para que despierten de su letargo, abran los ojos y descubran lo que les quiere mostrar o tal vez ahí mismo descubran algo nuevo pues la urbe se encuentra en un estado de ebullición constante. Las marcas de los pies serán colocadas rodeadas por un círculo verde para hacerlas más notorias a una distancia apropiada para que la observación se lleve a cabo.
1.   Sobre la calle 4 Oriente se encuentra una casa pintada de azul llamada “Casa del escorpión” cuya fachada contiene varios faroles colocados al azahar y un escorpión esculpido en piedra. Dícese que la dueña era del signo astrológico del escorpión.
2.   Sobre la calle 9 Poniente, se encuentra una casa cuya fachada me llamó la atención por estar llena de macetas de talavera y plantitas que brotan por todos lados. La fachada es como un vivero en sí.
3.   En el zócalo de la ciudad de Puebla, el año pasado, se llevaron a cabo tristemente podas exageradas e innecesarias de algunos árboles en su mayoría laureles de la india de por lo menos cien años de edad que terminaron por cortarlos. También existen 3 palmeras altísimas. Por parte del ayuntamiento los “expertos” decidieron cortar la más alta porque decidieron que era demasiado alta y que no era un árbol típico de la zona. Un grupo de jóvenes apasionados logró persuadirlos y así lograron salvar esta magnífica palmera. Marcaré las plantas de mis pies en un lugar adecuado para admirarla.
4.   Sobre la calle 9 Poniente dícese de la existencia de un supuesto prostíbulo , así me informaron algunos de los transeúntes. Sólo se ve un portón verde que nos remite a La casa verde de la novela de Vargas Llosa, de donde salen y entran individuos de vez en vez.
5.   Señalaré uno de los más de quinientos ángeles que he pegado como parte de otro proyecto humano que ha logrado sobrevivir en esta urbe. Ángeles urbanos es un proyecto que sigo realizando como arte urbano también a largo plazo. Se trata de una invasión de ángeles en forma de calcomanía en el centro de la ciudad de Puebla.
6.   El balcón de los cuatro perros. Casa situada sobre la 9 Oriente. Ya cuenta con mis huellas justo enfrente de la casa.
7.    El hombre más fuerte de Puebla. No se lo pierda, se encuentra sobre la 2 Poniente como parte esencial de un gimnasio.
8.    La casa del animal (Sol de Puebla).
9. Sobre la 4 Oriente se encuentra la salida de las carretas con cadáveres de la clínica de Xanenetla.
10.  El perro guardián rojo. En la esquina de la 9 Poniente y la 3 Sur se encuentra un perro de barro rojo que nos vigila desde su azotea.
11.  Sobre la 6 Oriente entre la 4 y la 2 Norte se pueden ver todavía los huecos producidos por los primeros balazos de la revolución mexicana en la casa de la familia Serdán.
12.   Desde la esquina de a 7 Oriente y la 4 Sur se alcanzan a ver 4 iglesias desde el mismo punto.
13.   Sobre la 9 Sur 301 se encuentra un almacén un tanto sorprendente, por un lado venden ropa para prostitutas y por el otro visten a los niños Dios.
14.  Sobre la 7 Poniente entre la 2 Sur y la 16 de Septiembre se encuentra un local en donde ponen marcos, ese local está habitado por un pato que sale por las mañanas a asolearse un rato.
15.    Sobre la 9 Poniente hay un árbol con una bugambilia  viviendo en simbiosis.
        Por el momento estas son las primeras propuestas en sitios que elegí a través de mi deambular por la ciudad. Ya he logrado marcar algunos de estos sitios con huellas de mis pies rodeados por un círculo con pintura verde en el lugar preciso donde se tiene uno que parar para poder observar la situación o el objeto elegido.
        Por el momento con esto concluyo mi propuesta y los invito a tratar de descubrir lugares sorprendentes para ser agregados a esta lista y también los invito a experimentar de forma diferente la vida urbana.